Por: Alejandro Glade R.
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PALAFITOS |
Chiloé tiene una vasta historia
que comienza con la llegada de sus primeros habitantes humanos hace más de
7.000 años. En sus costas se ha encontrado conchales antiguos con desechos
domésticos, herramientas de piedra y
restos de hogueras. Dentro de las excavaciones arqueológicas se han encontrado
esqueletos de aves y en algunos casos
esqueletos humanos. Estos descubrimientos son de grupos nómadas dedicados a la
recolección de animales marinos y a la caza y la pesca. Los conchales más
antiguos datan del año 5.900 a. C.
Los archivos históricos comienzan
con los españoles que llegaron a la isla de Chiloé en el siglo XVI, en ese
tiempo la isla estaba habitada por los pueblos Chono, Huilliche y Cunco. Los
pueblos originarios navegaban por las traicioneras aguas del Archipiélago de
Chiloé en embarcaciones llamadas dalcas con una destreza que impresionaba a los
españoles. Su dieta consistía en verduras cocidas como papas y maíz, y una
amplia variedad de pescados y mariscos.
Ya a finales del siglo XVIII se
creó el Camino Real, una ruta terrestre que unía Valdivia y Chiloé facilitando
el comercio. Después de la Independencia de Chile, la isla se convirtió en el
centro de abastecimiento de balleneros extranjeros y en el principal productor
de traviesas de ferrocarril de América del Sur.
Los famosos palafitos comienzan a
aparecer en la isla a mediados del siglo XIX en muchos lugares de las islas.
Los más famosos de la época son
los del barrio Gamboa. Los palafitos de esta zona cumplían dos funciones, una
habitacional y la otra comercial. Estos palafitos se comunicaban por medio de
puentes de madera. A través del tiempo e investigaciones se logró identificar
barrios como los hay Ancud, Chonchi, Quemchi, Dalcahue, Quinchao, Quellón,
Puqueldón y Mechuque.
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CASTRO |
Es común hasta hoy en día que la vida cotidiana transcurre en las cocinas con magnificas cocinas a leña que además sirven de calefacción para sus casas. La mayoría de estos recintos de cocina cuentan con una vista privilegiada al mar. Los palafitos han sufrido inmensas catástrofes naturales como terremotos, maremotos e incendios. Y hoy están afrontando cambios modernos en su arquitectura. Cambios que están transformando parte de su magia, pero afortunadamente no se ha perdido su identidad ni memoria.
Las costumbres de los habitantes de la
isla de Chiloé, han llegado hasta nuestros días, y es que los vecinos se
reúnen para compartir el trabajo cuando es demasiado importante para que lo
haga un solo hombre (sembrar, cosechar, trasladar una casa por carretera o por
mar...).
Son varios los profesionales que
se han dedicado y han dado a conocer su forma de construir, y el palafito ha sido tema para estudiar y mantener
los palafitos tradicionales. Uno de ellos es el destacado arquitecto
chileno Edward Rojas, fundador y
director del Museo de Arte Moderno de Castro, y responsable de la restauración
de cuatro de las dieciséis iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO.
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ANCUD |
Chiloé ha experimentado cambios significativos en las últimas décadas del siglo XX, los recursos oceánicos han permitido abrir empresas pesqueras y acuícolas y su economía pasó de una basada en la pesca de subsistencia, la agricultura y la reciprocidad a una basada en el trabajo asalariado y el intercambio de mercado. Las nuevas empresas acuícolas, como el cultivo de salmón, generaron nuevos empleos mal remunerados para los chilotes. Pero el cambio hacia el trabajo asalariado ha alejado a los isleños de sus medios de vida tradicionales y prácticas laborales colectivas como la minga que había formado una pieza central de la identidad isleña durante generaciones.
A fines del 2012, la Línea Aérea Nacional LAN ofrece la primera
aerolínea con vuelos a la Isla de Chiloé, inaugurando un servicio regular entre
Puerto Montt y el aeropuerto de Mocopulli. Anteriormente, el único medio de
acceso a la isla de Chiloé era a través de un servicio de ferry a través del
Canal de Chacao.
Escrito por: Alejandro Glade R.
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